EL DESCENDIMIENTO

A la Virgen que era rubia,

se le puso blanco el pelo...

¡ Dios en la Cruz ! Y vosotros,

sus discipulos primeros,

tú Juan, y tú, Arimatea

¿ Qué hacéis después de la séptima

palabra, al mirarle muerto,

si "todo está consumado",

si todo ha llegado a término...?

En la tiniebla del viernes

-sábado ya del hebreo-

¡apresurad el permiso

para rescatar su cuerpo!

¡Desatadle! ¡Desclavadle!

¡Cuidado, que es mucho el peso,

que es la Gloria toda entera

la que cuelga del Madero...!

¡ Dios en la Cruz ! ¡Quién pudiera,

Señor, ser el Cirineo

y ayudar a descenderte,

y con un triste respeto

llevarte al dulce regazo

de quien te llevó en su seno...

 

Rafael Duyos, 1.953

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